Cáncer de mama e insuficiencia renal

Cada 19 de octubre, el mundo se viste de rosa para recordar la importancia de prevenir y detectar a tiempo el cáncer de mama. Pero detrás de ese color, hay otras realidades que merecen ser visibilizadas. Muchas mujeres que luchan contra el cáncer de mama también enfrentan otro enemigo silencioso: la enfermedad renal crónica.

Cuando ambas patologías se cruzan, el cuidado debe ser doble, la atención más precisa y el acompañamiento más humano. Aquí te comparto las claves para cuidar a mujeres con cáncer de mama e insuficiencia renal:

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 Evaluación renal antes del tratamiento oncológico

• La quimioterapia puede afectar los riñones. Es vital conocer la función renal antes de iniciar el tratamiento.
• Medidas: creatinina, tasa de filtrado glomerular (TFG), análisis de orina.

 Ajuste de medicamentos según función renal

• Algunos fármacos requieren dosis modificadas o alternativas si hay daño renal.
• Evitar AINEs, contrastes iodados y antibióticos nefrotóxicos.


 Nutrición adaptada a ambas patologías

• Dieta baja en sodio, fósforo y potasio si hay ERC avanzada.
• Control de proteínas y seguimiento por nutricionista especializada.


Hidratación y control de líquidos

• Balance hídrico diario, restricción si hay edema o hipertensión.
• Vigilancia de electrolitos y función renal durante el tratamiento.


 Apoyo emocional y equipo multidisciplinar

• La doble carga diagnóstica puede generar ansiedad y depresión.
• Coordinación entre oncología, nefrología, enfermería, nutrición y psicología.


 Educación para el autocuidado

• Reconocer signos de descompensación renal.
• Promover adherencia al tratamiento y seguimiento regular.


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Este octubre, además de vestirnos de rosa, pensemos en el rojo de la sangre que filtran nuestros riñones. Porque cuidar el riñón también es cuidar la vida. Porque detrás de cada mujer hay una historia que merece atención integral.